Inmersos en su mundo de vivos colores, no podía ser de otra manera puesto que contagiaban esa alegría y felicidad a todo el que estuvo presente.
La boda se desarrolló sobre la confianza creada en una sesión de compromiso realizada días antes del evento. La entrega de Ana y Miguel aportó un gran broche al día.
Gracias por vuestro cariño.